Minientrada

El año d.

Fue un año cercano y abisal. Las abejas no cayeron en la trampa, las niñas jugaron con la tierra. Sus uñas negras se lanzaron a mis ojos. Niñas, niñas, por favor, seamos cuerdas. Que yo hable de cordura tiene algo de pomposo, pues me visto de desenfreno cada noche. Ellas también lo saben, así que ríen. Reír y jugar, jugar y existir. Nadie nos dice nada que no pidamos. Ya nos conocen, somos las desquitadas.

Algunos monstruos siguen debajo de mi casa, pero ya no me preocupo por verlos. Tampoco les tengo miedo, dejé mis andares entre sus dientes. La cuenta se satisfizo. Salid cuando queráis, os espero con café. Eso les digo, eso les miento.

Hace ya tiempo pensaba que la decepción era solo una palabra con la que sazonar mi comida. Ahora que la tragué gota a gota y me nutrió, sé que es parte de cualquier estreno.

Deja un comentario